Porque es difícil ser madre.
La sociedad pone las expectativas en ti para que vuelvas a tener exactamente la forma, la personalidad y el estilo que tenías antes de estar embarazada.
La sociedad también establece expectativas para que renuncie a todos los elementos de su vida que tengan que ver con el mantenimiento de cualquiera de esos aspectos de usted y se centre al 100% en el cuidado de su hijo.
Las mamás llegan a suponer que ambos conjuntos de expectativas son razonables porque son tan omnipresentes. Sin embargo, es casi imposible cumplir con ambos conjuntos de expectativas a la perfección, por lo que las mujeres se juzgan a sí mismas por todas las formas en que no lo hacen.
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Luego, eventualmente, hasta el borde del juicio propio, algunas mujeres comienzan a externalizar ese juicio a las dos mujeres que no cumplen con esas expectativas y, lo que es más importante, a las que sí lo hacen.
Esencialmente, si te sientes consciente de ti mismo después del nacimiento, otras personas vienen en tres categorías:
- personas que han estado ahí
- Personas que han estado allí y vuelven.
- gente que nunca ha estado ahí
Las mamás que encajan en la categoría número 2 hacen que otras mamás se sientan mal. No a propósito, sino porque no hay nada más desgarrador cuando te sientes disgustado contigo mismo que ver que otras personas están logrando hacer lo que no eres.
Alerta de historia personal.
Después de dar a luz a mi (primer) bebé, mi vientre volvió a estar en forma antes del embarazo unos días después. Mucha gente me felicitó por este hecho, que fue esencialmente el resultado de una combinación de enfermedad crónica del embarazo, parto prematuro, comida hospitalaria lamentable, lactancia materna, agotamiento y “suerte”. Me yay.
Sin embargo, ahora tengo casi 5 meses y mi cuerpo se parece más a cuando tenía 4 meses de embarazo. Esta vez es una combinación de recuperar mi apetito, sentarme en un sofá durante más de 8 horas al día amamantando, proporcionar a la familia abundantes comidas nutritivas y comer para reemplazar el sueño.
Ahora recibo menos cumplidos por mi figura sana pero más redondeada que por el demacrado hospital que me agotó. Estoy feliz con mi cuerpo pero muchas mamás no lo estarían, y eso me entristece. Porque cada cuerpo posterior al embarazo fue el sitio de un milagro y debe ser amado y respetado como tal.