No me gustan estas preguntas porque sé que he llegado a donde estoy hoy, gracias a los errores y las duras lecciones de vida que he escuchado durante toda mi vida, incluso a los 21 años.
Los errores son difíciles de cometer, pero al final todos somos mejores para ellos. Sí, son duros, nos hacen temblar, pero ¿quién seríamos sin ellos?
¿Seguiría siendo la misma persona o sería alguien que nunca creció de una dura lección de vida? ¿Nunca habríamos ganado esa nueva perspectiva sobre el mundo? ¿Seguiríamos por el mismo camino, que al final no fue lo mejor para nosotros? ¿Nunca habríamos crecido y desarrollado una nueva pasión en mi vida? Estas son preguntas que nunca quiero responder. ¿Por qué? Porque si lo hiciera no sería quien soy hoy.
Como dicen, no puedes saber a dónde vas, hasta que miras tu pasado.