Absolutamente no. Vamos a llevarlo al extremo:
Parpadeo.
Acabas de tener una experiencia. Lo haces miles de veces al día, pero simplemente observándolo conscientemente, se convierte en una experiencia.
Ahora, ve a llamar a alguien que amas pero con quien no hayas hablado en mucho tiempo. No les envíe mensajes de texto ni les envíe un mensaje de Facebook; llámelos.
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Este fin de semana, haz algo que te empuje fuera de tu zona de confort. Practica paracaidismo, apúntate a una clase de baile, enfrenta un miedo (serpientes, alturas, lo que sea), etc.
Después de que hayas hecho los tres, evalúalos, según los criterios que quieras. ¿Qué tan agradables fueron en el momento? ¿Cuán memorables son? ¿Cómo impactarán tu vida a largo plazo?
Considera esto: todo en tu vida es una experiencia. Todo lo que “sabes” sobre el mundo en realidad se basa en tu experiencia de interactuar con esas personas y esas cosas.
Entonces, si todas las experiencias tuvieran el mismo valor, entonces toda su realidad tiene el mismo valor, todo tiene el mismo valor. Y todo el concepto de “valor” se basa en la comparación. Si todo fuera de igual valor, el concepto de valor ni siquiera existiría.
En otras palabras, si fuera cierto, ni siquiera sería capaz de hacer la pregunta. 🙂