De los principios del evangelio, cap. 36:
Las familias pueden estar juntas para siempre. Para disfrutar de esta bendición debemos estar casados en el templo. Cuando las personas se casan fuera del templo, el matrimonio termina cuando uno de los compañeros muere. Cuando estamos casados en el templo por la autoridad del Sacerdocio de Melquisedec, estamos casados por el tiempo y la eternidad. Si mantenemos nuestros convenios con el Señor, nuestras familias se unirán eternamente como esposo, esposa e hijos. La muerte no puede separarnos.