Buen juicio.
Mi esposa no era la chica más bonita con la que había salido, ni la más inteligente, ni la que tenía la carrera más exitosa. Pero ella es bonita, inteligente y exitosa, y a diferencia de muchas mujeres con las que salí y que resultaron ser jefes con una o dos cualidades redentoras, mi esposa es alguien en quien puedo confiar absolutamente. En nueve años de matrimonio, nunca tuve que preocuparme por dónde estaba, con quién estaba o qué estaba haciendo. Ella nunca ha traído drama o complicaciones a nuestra relación, y siempre ha hecho todo lo posible por ser la mejor compañera posible. En muchos sentidos, es mi modelo a seguir y mi mentora, y alguien cuyo buen ejemplo me esfuerzo constantemente por seguir.