Solo necesitas sentarte y hablar con ella. Estas cosas no deben dejarse sin reconocer o, de lo contrario, es posible que surjan más dudas.
Convénzala de que sabes el daño que estas cosas tendrían en tu futuro y nunca te arriesgarías a eso. Narra algunos ejemplos de cómo has visto sufrir a otros (si es que tienes) para expresar tu punto de vista.