Imparcialidad no significa necesariamente igualdad. La imparcialidad es el acto de sopesar todas las variables sin perjuicio de cualquier variable específica. En un divorcio, el juez puede demostrar imparcialidad si él / ella no siempre falla basándose en un asunto específico, no material. Ese ser, el juez escucha la evidencia y determina el resultado (ganador) en base a esos hechos únicos. Sin embargo, si el mismo juez siempre decidiera por el esposo o la esposa, habría que cuestionar la parcialidad.
Lo mismo se aplica a la custodia de los hijos. El ganador debe ser el (los) hijo (s), y debe estar basado en los hechos que rodean el caso, no en una mentalidad predeterminada. Una de esas mentalidades sería algo como: “Los hijos deben ser criados por su madre”.