La respuesta es sí.
El síndrome de Estocolmo se puede ver como una forma de vínculo traumático que describe “fuertes lazos emocionales que se desarrollan entre dos personas donde una persona acosa, golpea, amenaza, abusa o intimida a la otra de forma intermitente”. La teoría freudiana sugiere que la unión es la respuesta del individuo al trauma al convertirse en víctima. Identificarse con el agresor es una de las formas en que el ego se defiende. Cuando una víctima cree los mismos valores que el agresor, deja de ser una amenaza.
Se supone que los niños se aman a sí mismos, pero son abusados (hechos para comportarse como esclavos amorosos) por madres que necesitan dependientes para validar su dependencia ilegítima (matrimonio). Los perros son más humanos.
Es un cuento tan viejo como el tiempo.
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La novela de 1984 de George Orwell trata completamente sobre el Síndrome de Estocolmo y describe la lucha de un niño por la independencia y el derecho a pensar por sí mismo en contra de una madre totalitaria y amorosa que sabe más .
“¡Oh, cruel, innecesario malentendido! ¡O obstinado, voluntario exilio del amoroso pecho! Dos lágrimas con olor a ginebra corrían por los lados de su nariz. Pero estaba bien, todo estaba bien, la lucha había terminado. ganó la victoria sobre sí mismo. Amaba a Gran Hermano “.
– George Orwell, 1984