En la práctica y la experiencia, lo mejor que puedes hacer es refrescarte si tus emociones te superan y volver al tema cuando todo se calme un poco más.
Sin embargo, tenga en cuenta que el silencio puede tomarse como un signo de rechazo, o incluso de sumisión. Hable en la medida de cómo se siente, pero no necesariamente qué, con una promesa de acción para resolverlo, cuando las cabezas estén más frescas.