No se puede olvidar guardar para un trazo. Nuestros cerebros desarrollan un acto de equilibrio entre las emociones y, como las drogas, la infatuación envía nuestros niveles de dopamina y opioides por encima del umbral. Cuando lo alto ya no es sostenible, el fondo se cae y, en lugar de tener un mal día, literalmente pasamos por los retiros de medicamentos. Ahora, nuestros recuerdos activarán esos químicos y el ciclo se lavará, enjuagará y repetirá siempre que los estemos alimentando activamente.
Mi consejo sería dejar de darles combustible a esos recuerdos por ahora. Redirigirlos a algo diferente (no drogas o alcohol) que podría volver a activar esos químicos. Saque ese pasatiempo del armario, vaya a una aventura y conozca gente nueva.