No.
En la noche de bodas, Tyrion le prometió a Sansa que no la tocaría hasta que ella quisiera que lo hiciera.
“Por mi honor como Lannister”, dijo el Imp, “no te tocaré hasta que quieras que lo haga”.
Se necesitó todo el coraje que había en ella para mirar esos ojos que no coincidían y decir: “¿Y si nunca quiero que lo hagas, mi señor?
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Su boca se sacudió como si ella lo hubiera abofeteado. “¿Nunca?”
Tenía el cuello tan apretado que apenas podía asentir.
“Por qué”, dijo, “es por eso que los dioses hicieron putas para diablillos como yo”. Cerró sus dedos cortos y romos en un puño, y se bajó de la cama.
Sansa nunca lo quiso, y Tyrion mantuvo su palabra hasta que se separaron.