Los gustos y disgustos de los niños difieren según muchos factores, como antecedentes, temperamento y entorno, por nombrar algunos, por lo que no hay UNA respuesta para esto.
Aunque, los subestimamos muchas veces. No nacen como una pizarra en blanco. Tienen sus propias ideas que pueden no tener el vocabulario para expresar. Entonces, si un niño no quiere hacer algo, pregúntele por qué. Luego, trabaje con ese niño para determinar si realmente es tan importante hacer algo O si el niño basado en su comprensión subjetiva realmente tiene una base en la razón por la cual se niega a hacer algo. Si es lo primero, entonces solo necesitan escuchar una explicación amigable para los niños acerca de por qué y no solo “porque yo lo dije”. Además, los niños están explorando su independencia, así que si les hacemos hacer algo que no quieren, lucharán por ello. Una forma de superar esto es darles 2 opciones. Digamos que no quieren comer pero es la hora del almuerzo. ¿Les das la opción de cereales o tostadas? Entonces te involucras en la preparación. Eso suele funcionar ya que les encanta ser pequeños ayudantes.