Para ser justos, el Vaticano gobierna una organización que hace mucho bien medible en el mundo.
Dicho esto, se logró explotar la buena voluntad de millones de católicos en todo el mundo por una increíble cantidad de riqueza, poder, influencia y similares, tanto para el bien como para los propósitos que son demasiado humanos.
Por ejemplo, esto ha creado serios conflictos de intereses entre su misión litúrgica y su interés en preservar la riqueza, la influencia y el privilegio que la acompaña.
Además de alimentar a los pobres y aconsejar a los necesitados, el Vaticano ha protegido al clero abusivo, ha resistido los cambios sociales y los avances científicos, ha alentado los abusos de los Reyes y se ha convertido en una institución más parecida a la de los fariseos que a la de los apóstoles.