Muestra, no digas.
Demuestre que usted mismo ha seguido las enseñanzas que desea que él aprenda. Demuestre que estas enseñanzas han resultado en una vida correcta y digna. Y sobre todo, evitar la hipocresía. No hay nada que un niño pueda olfatear más rápido que un adulto que predica una cosa pero hace otra por sí mismo. O hace excusas por las que se debe hacer una excepción. Los adolescentes son muy críticos cuando notan la hipocracia. Necesitas al menos admitirlo cuando se te llame la atención.