Para nosotros, es una oportunidad de experimentar mucha diversión en nuestras vidas. Estamos seguros en nuestra relación, estamos felizmente casados por 17 años y hay mucha gente sexy con quien explorar los buenos tiempos. Mi esposo y yo tenemos inclinaciones sexuales que no necesariamente estamos interesados en explorar juntos, así que jugar con un compañero entusiasta es bastante asombroso.
Sin embargo, la respuesta más profunda es que creemos que es bastante aborrecible que una persona reclame los deseos de otra persona, sin importar si son sexuales o no. Tener el “derecho” de limitar las experiencias de vida de una persona para satisfacer la moralidad cultural es bastante extraño para nosotros.