Las mejores conversaciones en realidad tienen comienzos incómodos.
En realidad, está bien hacer el ridículo al principio, repasar cosas aleatorias como un nincompoop porque eso ayuda a aliviar la tensión. Cuéntale sobre ese nuevo restaurante de la ciudad, ese artículo que leíste en el periódico, ese amigo que hizo tonterías en algo, etc. y mientras te tranquilizas, BANG, golpéala con esas palabras de “preguntar”.
La mejor parte de tener conversaciones aleatorias es que también puedes decirle esta línea “Es muy interesante hablar contigo, ¡realmente no puedo discutir cosas así con tanta facilidad con los demás!”