A2A – ¿Cómo evangelizo a mis hermanos? Ellos creen en Dios pero no tienen interés en él. Vivo en casa con mis hermanos y papá, que es cristiano.
- Ni siquiera estoy seguro de que “evangelizar” sea el término correcto a utilizar, porque a estas alturas seguramente deben haber escuchado la Buena Nueva al menos una vez. Y evangelizar es simplemente proclamar la Buena Nueva (euangellion / gospel). ¿Realmente todavía necesitas hacer esto?
- Primero, tenga claro por qué debería querer “evangelizar” a sus hermanos. Hay dos razones válidas que se reducen a una sola cosa: el amor. Si esa no es tu motivación, no te molestes. Primero, consigue tu propio corazón con el Señor. Será tu amor por tus hermanos, y un cuidado profundo por su bienestar, o lo que es más importante, ¡una revelación de cuánto los ama tu Padre y quiere que lo conozcan a Él! Este amor debe ser tu motivación para compartir las buenas nuevas con tus hermanos … de lo contrario, no tienes nada que darles.
- ¡Amarlos! Si los amas, muestra tu amor de diferentes maneras. Deja que Jesús sea visible a través de ti para ellos. Cuando te equivocas, pide perdón. Y permite que su Espíritu brille a través de ti y toque sus corazones. Permítale a Él hacer el cambio que ha ocurrido en su corazón y que está sucediendo en su corazón para hacerse visible a través de sus acciones.
- No prediques. Ellos son tus hermanos.
- No piense que usted es mejor de lo que es ni implique nada de eso a través de sus palabras o actos. Esto no es amor. Eres un mendigo que le dice a otros mendigos dónde encontraste pan.
- ¡Reza por ellos! Regularmente. Y pídale al Señor que lo guíe y le brinde la oportunidad correcta para compartirlo con ellos. Ora por ti mismo, que su Espíritu te llene todos los días y que te dé las palabras correctas para decir cuando tengas la oportunidad de compartir las buenas nuevas. Pasa tiempo en su presencia. Déjalo “mantenerte limpio”; Al entrar en su santa presencia, serás consciente de las cosas en tu propia vida en las que aún necesitas someterte a Él y aún necesitas perdón por los pecados pasados. ¡No permitas nada entre tú y Él!
- Esté atento a aquellas oportunidades que el Señor le proporcionará en su buen momento. No intentes empujar las cosas … esto será contraproducente y viene de la carne, no del Espíritu de Dios. Él quiere salvarlos incluso más que tú; Él los ama más de lo que puedes imaginar; Dio a su único Hijo. Él sabe cuando el tiempo está maduro.
- Esté satisfecho de a veces solo dar unas pocas palabras, dejar un fragmento, tocar una canción del evangelio, hacer un pequeño acto de bondad. Hasta que llegue el día en que Él te abra la puerta para que puedas explicar amorosamente todo el evangelio.
- Dependiendo de cómo sea su relación con sus hermanos, involucrarse en sus vidas. No como un entrometido que se clava en tu nariz donde no pertenece, sino como alguien en quien pueden confiar. Alguien que siempre estará ahí para ellos. Sepa qué sucede en sus vidas, cuáles son sus mayores necesidades, y comience a orar por ellos por esas cosas … y prepárese para ser la respuesta a sus propias oraciones.
- No tengas miedo de compartir todo el evangelio cuando finalmente te pregunten sobre ello. No seas “extraño”, sino que hablas del Señor naturalmente. Él es tu padre, después de todo. No use el “lenguaje espiritual” en la medida de lo posible, sino explique las simples buenas nuevas del arrepentimiento, el perdón del pecado a través de Jesús y el confiarse a Dios.