Solía ir con el mantra “si perdemos, perdemos asombrosamente”. Lo que significa que incluso si perdemos, deberíamos jugar un buen juego y darlo todo. Mis compañeros de equipo y yo también tendríamos que analizar lo que hicimos bien y lo que hicimos mal en ciertos juegos y luego los entrenadores elegirían ejercicios para practicar basados en eso.
Si todo lo demás falla, la respuesta para mí era generalmente motivarme con la comida. Como, podemos perder y podemos perder HORRIBLE, pero al menos hay un emparedado para mí. Y cuanto más duro juego, más me merezco ese sándwich.