Imagina dos pájaros, volando juntos por el cielo. Un granjero le dispara a uno de los pájaros, y casi lo pierden juntos. Esto los acerca más, y continúan el vuelo.
Por la noche, uno de los pájaros alberga al otro pájaro con su ala. Él le tweetea, la consuela y la cuida, y se quedan dormidos. Enfrentando el mundo juntos, y compartiendo la belleza del cielo.
Por la mañana, ella le canta. Y él escucha sus palabras. Él aprecia el amor que ella le devuelve. Él decide que ella debe ser la única, y vuelan hacia el cielo, emprendiendo otro día.
Entonces, un día, ella descubre que él ya no la protege con su ala por la noche, ni la consuela con los tweets que solía hacer. Y así, en las mañanas, ella no devuelve el amor con una canción. Parece que ambos se han olvidado del día en que el granjero les disparó.
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Intentan volver a los días originales que alguna vez compartieron. Pero ya no es lo mismo. Él ha twiteado palabras que la han lastimado, y ella ha twitteado palabras que le han hecho daño. Vuelan más lejos en el cielo, hasta que un día finalmente se separan, y vuelan en direcciones completamente opuestas.
Ella siempre recordará su ala, y él siempre recordará sus canciones. Pero ya no se conectan como lo hicieron una vez. Es mejor que se separen de ellos, y vean a dónde los lleva el cielo. Y un día encontrará a otra ave que puede protegerla con su ala, y él puede encontrar otra ave que pueda devolverle el amor con una canción.