Mi madre era una narcisista maligna y yo era un bebé muy prematuro (4 meses). Estuve en el hospital durante meses, antes de que me permitieran ir a casa. Las primeras veces, mamá olvidaría que existía. Me habían dejado en la tienda de comestibles, en el restaurante donde almorzaba con sus amigos, en una tienda de ropa … Era un accesorio o una herramienta, un medio para un fin y siempre una carga. Oh, los dolores por los que pasó para criar una cosa tan necesitada como yo, siempre aferrándome, pidiendo atención.
Ahora, ella es una anciana arrugada, doblada a la mitad por la osteoporosis. Debido a que ella era una alcohólica crónica, el calcio ha sido desechado y sus huesos son como encajes, frágiles y frágiles. Su cerebro es el queso suizo, picado por el alcohol, y tiene una profunda demencia. Antes de que mi madre desapareciera por completo, le di a ella ya mí un regalo de Navidad. Le escribí una carta de perdón. La perdoné por todo, todo el dolor y la confusión, el abandono y el abandono emocional. Vi una lágrima en sus ojos, por un momento, luego desapareció. Y, poco después, ella también. La persona que es ahora no es una persona que yo conozca, más de lo que ella me conoce. No la veo, habiendo despedido hace mucho tiempo.