No entiendo a todas estas personas que parecen pensar que cada vez que terminamos una relación con una persona, nuestras mentes, emociones y psiquis deben limpiarse, ser una pizarra en blanco.
¿Recuerdas tu infancia? ¿Recuerdas a personas de tu infancia, incluso a personas que se han ido de tu vida? ¿Alguna vez piensas en tus primeros maestros? ¿Alguna vez pensaste en personas que no podías soportar, que incluso odiabas? Cuando piensas en personas que conociste en tu infancia que ya no están en tu vida, ¿alguna vez sientes alguna emoción hacia ellos?
Tenemos recuerdos Tenemos emociones Tenemos emociones unidas a nuestros recuerdos. Nuestras mentes no se borran de todos los pensamientos, emociones y experiencias pasadas cada vez que terminamos una relación.
Usted puede o no “amar realmente” a esta persona. Usted puede cuidar de ellos. ¡Caramba, puedes odiarlos! No hay forma de que ninguno de nosotros pueda contar con la información que nos ha proporcionado.
Cuando estaba en el preescolar, tenía una amiga llamada Susie. Me gustó mucho Susie. Susie y su familia se mudaron a Hawai, y nos dieron su pastor alemán. La última vez que vi a Susie fue hace aproximadamente 45 años.
Si recordaba el apellido de Susie, podría intentar buscarla en Facebook. Pero no lo hago, y mis padres, quienes podrían haber recordado, están muertos.
¿Amo a Susie? No, pero pienso en ella en alguna ocasión. Susie y yo fuimos amigas de la infancia. Hemos pasado 45 años aparte, y crecimos durante ese tiempo. No tengo idea de cómo es su personalidad ahora. No tengo idea de qué tipo de experiencias la han formado. No sé cómo es su personaje ahora.
Hace aproximadamente 6 años, tuve un “amigo” llamado Norrie. Norrie vino a mí y me pidió que la ayudara, y lo hice. La ayudé mucho, y al principio fue muy amable conmigo. Pero entonces ella comenzó a volverse hacia mí. Ella me robó y destruyó algunas cosas que significaban mucho para mí. Hizo algunas cosas que me costaron mucho y me hizo pasar por una gran miseria.
De vez en cuando, pienso en Norrie. Pienso en cuándo fue amable conmigo, y en cuando comenzó a mostrar signos de volverse hacia mí, y pienso en el infierno con el que me hizo pasar. ¿Realmente la amo? No, yo no. No sé que la odio. Odio lo que ella me hizo. Pero ciertamente no la amo, aunque a veces todavía pienso en ella.