Le dices a la persona “Te quiero con todo mi corazón”, y callas la boca por cualquier sentimiento que tengas por alguien más.
Dentro de 40 años, escribirás una novela sobre alguien (que casualmente se parece a ti mismo) alimentando un amor secreto y no correspondido durante décadas. Será un tirador de lágrimas más vendido; tus amigos te darán miradas significativas que signifiquen su pensamiento tácito común: “Oh, pobrecito, no tenía ni idea”.