Consultaría a un abogado de divorcio, sin el cónyuge presente. Tendrán muchas sugerencias y opciones a considerar.
Primero, pasaría mucho tiempo orando y leyendo la Biblia buscando la voluntad de Di-s para mi vida. También acudiría a consejería matrimonial con mi cónyuge durante al menos un año para ver si disfrutaríamos más de la vida quedándonos casados en lugar de divorciados.