Tengo una teoría.
Para aquellos de nosotros que sentimos por nuestras mascotas como usted describe, cuidar de una mascota es en parte amor y en parte responsabilidad. A diferencia de la responsabilidad que sentimos hacia la familia y los amigos, que son capaces de elegir, tomar decisiones y actuar en su propio nombre, nuestras mascotas dependen de nosotros, absoluta y completamente.
El bienestar de una criatura depende de nosotros. Determinamos la calidad de su existencia, como un bebé. Creo que es el deseo innato de nutrir lo que nos afecta más profundamente, y provoca sentimientos que nada más, aparte de cuidar de un bebé, puede. Debido a esta emoción primordial, incluso los hombres fuertes y los hombres de las cavernas lloran cuando muere un perro o gato. A menudo no lo hacen cuando un miembro de la familia lo hace.
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