Ser una madre adolescente no es, en términos reales, diferente a ser una madre de 20 o 30 años (lo que yo también hice), o, imagino, sus 40 años (todavía no hay ni más hijos para mí, ¡gracias!).
Sin embargo, lo que ES diferente de ser una madre adolescente es el hecho de que todos te ESPERA de ser un mal padre:
- Nadie te felicita por tu embarazo; se espera que justifiques TODO, ya sea que continúes con tu educación; si tienes un trabajo si estás con el papá – ¡AUNQUE EL PAPÁ VEA AL BEBÉ!
- Cuando la gente te ve a ti y a tu hijo juntos, muchas veces obtendrás el labio rizado, en lugar de “¡Oh, vaya, niño lindo!”
- Cuando las personas se encuentran con tu hijo primero, no creerán que * eres * su padre, porque eres “demasiado joven”
- Cuando las personas te conocen primero como persona, no creerán que eres un padre joven, porque eres “demasiado inteligente” para “todo eso”
Así que, en otras palabras, ser madre adolescente no es el problema, ¡pero otras personas pueden serlo!