Para mi fue bastante fácil con mis dos hijos. Les hablé en el segundo que los hice salir. Así es como aprendieron dos idiomas, uno materno y el materno de su padre. Ahora tienen 22 y 20 años respectivamente y son competentes en ambos idiomas.
Simplemente hable con su hijo como lo haría con alguien muy querido, muy cercano a su alma, alguien con quien aprecia, respeta y se divierte.
Si su hijo responde, ya sea balbuceando o diciendo palabras reales, solo escuche y disfrute, y responda; diviértete con él, pero sé cariñoso y respetuoso incluso si está equivocado.
Las conversaciones con nuestros hijos son la mejor manera de animarlos a comunicarse con nosotros y con el mundo. Siempre, cualquiera que sea su edad o la nuestra.