Explíquele a su hijo, de una manera apropiada para su edad, cómo Internet es un mundo en sí mismo y que deben tener cuidado con lo que revelan sobre ellos mismos o su familia. Discuta los peligros potenciales del mundo cibernético de una manera que sea fácil para ellos relacionarse.
Comienza la conversación cuando el niño es pequeño.
Discuta el tema lo antes posible; comenzar a partir de la primera asociación del niño con Internet es vital para resaltar los peligros a los que podrían estar expuestos. Explique la importancia de las contraseñas, de ser discreto, y aliéntelos a ser tan cautelosos con los extraños en línea como en el mundo real. Esto ayuda a reforzar lo que es y no es aceptable, y hace que las prácticas saludables sean una segunda naturaleza para ellos.
Pon límites
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Como es muy fácil dejarse llevar y perder la noción del tiempo mientras usa Internet, es recomendable restringir el tiempo en línea a una o dos horas cada día, dependiendo de la edad del niño. Esto es importante porque los padres pueden supervisar activamente las actividades en línea de sus hijos y asegurarse de que no se vuelvan adictos. Esto ayuda a enfatizar el hecho de que mientras usted está abierto para que sus hijos usen Internet, no puede convertirse en un sustituto del mundo real.
¿Por qué las conversaciones tienen un impacto mayor que bloquear a nuestros hijos de Internet?
Negar a los niños el acceso a Internet para “protegerlos” es contraproducente. Puede llevarlos a ser más curiosos y disimulados en su acceso, sin tener en cuenta ningún tipo de seguridad. Puede hacer que sean rebeldes e informados, en lugar de ser cautelosos y conscientes. Y las posibilidades de que usen indebidamente cualquier tecnología que se les proporcione podrían aumentar. En cambio, hablar con ellos les ayudará a sentir que respeta sus decisiones y confía en ellos para tomar buenas decisiones. Esto creará una relación sana y abierta entre ustedes.
Al igual que con toda la tecnología, no es el Internet lo que es bueno o malo, sino la forma en que lo usamos lo que determina cómo afecta nuestras vidas. El esfuerzo franco, directo y proactivo de los adultos dejará una impresión duradera en sus mentes sobre la importancia de mantenerse a salvo en el mundo virtual.