Mi madre trató de disuadirme de ser voluntaria como payaso para ayudar en la carpa de niños perdidos en un festival. Parecía pensar que no estaría en la tarea de controlar posiblemente a niños ingobernables y pensó que interrumpirían deliberadamente mis esfuerzos de payasos. “Te pellizcarán las pelotas” dijo ella porque creía que los niños intentarían robar los tres orbes con los que hacía malabares para entretenerlos.
Tuve que arrastrarme desde la habitación de la que me estaba riendo tan fuerte.