En mi hogar, cuando uno de nosotros está en nuestro pequeño mundo de teléfonos inteligentes o computadoras portátiles y el otro quiere atención, sonreímos y decimos: “¡Oye! ¡Préstame atención!” Por lo general, la respuesta es una sonrisa, y el teléfono o la computadora portátil se reservan o decimos: “Déjame terminar esto y luego te prestaré atención”. Es un intercambio amistoso y afectuoso, no estresante ni amargo, porque nos gusta pasar tiempo juntos, y porque ambos sabemos lo fácil que es ser absorbido por Internet y olvidarse de sus alrededores. Solo hace falta un suave recordatorio para que nos devuelva.
Si sonríes y pides la atención de tu esposo, y él no responde con amabilidad, entonces hay un problema serio en tu matrimonio. No sé exactamente qué es, pero podría sugerir que a él no le gusta pasar tiempo con usted, le molesta su solicitud de atención, cree que está controlando o cualquier otra cosa problemática. Él es el único que sabe lo que está pasando. Trate de tener una conversación constructiva y educada sobre el tema. Si tal conversación es imposible, entonces tienes problemas más grandes que un teléfono inteligente.