Una verdad dolorosa sobre la ayuda: es imposible ayudar a alguien que no quiere ayudarse a sí mismo.
Una verdad dolorosa acerca de perder el camino: tu camino (y el de tus padres) no es necesariamente el de tu hermano.
¿Alguna vez le habló sobre su vida, además de estudiar y elegir una carrera? ¿Alguna vez le has hablado de lo que quiere hacer en la vida? ¿Cuáles son sus aspiraciones, qué disfruta haciendo, qué le interesa en este momento, qué ama y odia?
Parece que adoptaste la perspectiva de tus padres y desde el punto de vista de tu hermano, estás unido contra él y él es la oveja negra. Sea un hermano primero, no su padre; Él ya tiene dos de esos. Tienes el privilegio de ser su amigo, aprovecha ese privilegio.
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Tengo un hermano menor a quien amo como un hijo. Lo observé ansiosamente mientras tomaba decisiones en la vida que pensé que estaban mal, le di mi consejo, escuché y dejé que cometiera esos errores. Estaba allí para él cuando tuvo que ser consolado por las consecuencias de dichos errores. A veces, me demostró que estaba equivocado, y me alegré por eso.
El asunto es que no me estorbé porque sabía que perdería el privilegio de estar cerca de él, ser su amigo, su confidente. Además, no creo que tenga las respuestas para todo, y él necesita caminar su propio camino y aprender su propio camino. Eso me enseñó mi humildad.
Lleve a su hermano a tomar una cerveza o una taza de café. Habla de la vida, del amor, de la televisión. Ábrete y cuéntales sobre tu propia vida. Escúchalo, no juzgues ni expreses las preocupaciones de tus padres. Deje que se sienta seguro y, con el tiempo, podrá conocer al verdadero hermano que tiene, no el espacio que está dejando de llenar de manera que otros piensen que debería caminar. ¡Buena suerte!