Realmente no me gusta admirar a la gente, y mucho menos admirar a los malvados. El más cercano a admirar a una persona cuyas ideas me resienten sería Niccolò Maquiavelo o
Friedrich Nietzsche.
Estos dos han escrito algunos trabajos que hablan de lados de la humanidad que felizmente regalaría a alguien más. Pueden haber sido personas bastante cínicas para escribir sus obras. O tal vez les molestaron estas ideas tanto como yo, pero decidieron escribirlas porque así es como vieron el mundo. Uno podría quejarse de una sola cara, pero cada modelo es una simplificación de la realidad y también lo son los suyos.
Desafortunadamente, sus trabajos son inquietantes pero bastante en línea con la realidad. Quien haya inventado el “dilema del prisionero” es tan “malo” como ellos. Así que, de alguna manera, los admiro por sus observaciones agudas, por su pensamiento lógico y por escribir las cosas como las vieron.
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