A menos que su médico indique lo contrario, una mujer embarazada puede tener relaciones sexuales hasta que nazca el bebé. Sin embargo, el médico puede recomendar que no lo haga si tiene complicaciones que pueden hacer que el sexo sea riesgoso.
Después del parto, generalmente se le autorizará a reanudar la actividad sexual seis semanas (para un parto vaginal) u ocho semanas (para cesárea) después de la llegada del bebé. Nuevamente, esto puede cambiar en función de cualquier complicación, por lo que es crucial hacer un seguimiento con el médico basándose en sus recomendaciones.