La devastación social.
Dejaré de lado la cuestión de si un sistema institucional puede enseñar de manera confiable a los niños todo lo que necesitan saber (no puede). Los niños en tal sistema serían inevitablemente privados de amor.
¿Suena dolorosamente blando? Bueno, hay ciencia detrás de esto. Los seres humanos, especialmente los niños pequeños, tienen una necesidad fundamental, psicológica e incluso física de afecto y aceptación. Los orfanatos siempre han tenido un problema con esto, porque incluso los trabajadores mejor intencionados tienen problemas para prestar atención y afecto a todos los niños. Cuanto más institucionalizado es el sistema, peor es el problema. Las enfermeras contratadas para alimentar y cambiar a cien niños no tienen el tiempo, la energía o los recursos emocionales para abrazar, consolar y hablar con cada uno de ellos. En tales instituciones, un número sorprendentemente grande de niños simplemente morirá, a pesar de que sus necesidades físicas sean satisfechas. Simplemente se rompen y se desvanecen. Quienes sobreviven, inevitablemente, crecen con problemas emocionales, sociales y psicológicos muy graves.
Por lo que nuestra mejor ciencia e historia pueden decir, no hay otra organización que la familia que pueda criar niños con éxito.
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