Desarrollé esquizofrenia probablemente en mi adolescencia, pero no me diagnosticaron hasta después de cumplir los 18 años. Es diferente para todos, pero solo recuerdo lo especialmente confuso y difícil que fue todo. No solo estaba abrumado con los problemas habituales en cuanto a amigos, la escuela y la vida familiar, sino que también me enfrentaba a momentos realmente difíciles además de una enfermedad mental. A la vez interioricé mis problemas y actué sobre ellos. Mis padres no estaban seguros de cómo manejarme. Me involucré con personas que usaron mi enfermedad para manipularme. Me encanta estudiar y aprender, pero algunas semanas no pude concentrarme en una sola página de trabajo. Muchas veces me preguntaba si Dios me había abandonado o si estaba loco, pero tenía miedo de hablar de eso y no sabía qué era. Finalmente, le di un nombre al grupo (las personas que aparecerían o como las llamarían “voces”), y eso hizo que sea más fácil tratar con él por alguna razón. Aún así, todas estas cosas me llevaron a ser muy destructivo conmigo mismo.
Pero ahora estoy buscando tratamiento, estoy en un lugar mucho mejor espiritualmente, he mantenido una relación durante casi un año y ha ido muy bien. Tengo buenos amigos y familia, escribo, ¡y soy barista! Sigo experimentando síntomas, especialmente ansiedad, pero estoy trabajando en ello y en general estoy mucho más feliz ahora que sé lo que estaba pasando.
También ser amable con los baristas. Pasamos por mucho.
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