Como un niño de 14 años, en realidad no necesita una mente programadora, que generalmente es más un rasgo adquirido que una habilidad innata. Necesitas perseverancia y una curiosidad casi insaciable para aprender cómo funcionan las cosas.
Eso puede determinarse por observación fuera de un entorno de prueba. ¿A este niño de 14 años le gusta juguetear, o ver cuán profundo es el agujero del conejo, o trabaja para arreglar las cosas? Todos esos son buenos rasgos que pueden determinar el éxito a largo plazo en la programación.