Mi consejo es que no se case con nadie si está evaluando su potencial en una “buena personalidad” o en una “atracción física”.
Tanto la personalidad como el atractivo sexual cambian con el tiempo. Todos envejecemos, y ninguno de nosotros sigue siendo lo más delgado, sexy, fiestero, divertido y alegre que éramos cuando teníamos veinte años.
Las únicas dos opciones para casarse con alguien son el amor y el dinero.
Dinero: siempre que haya suficiente, esto te ayudará a superar muchos momentos difíciles. Aunque no te abrace, te hace sentir cálido por dentro o te dice lo fantástico que eres. No te dará buen sexo. El dinero no tiene corazón, es estéril y, de todos modos, uno puede obtener dinero mucho más fácilmente que tener que casarse con alguien.
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Amor: Siempre me casé por amor, así que hablo por experiencia. El amor es definitivamente el elegido, pero no esperes que dure para siempre (aquí es donde las grandes sumas de dinero superan al gran amor). Pero mientras dure, tendrás un tiempo increíble y tendrás recuerdos para llevar a tu tumba (dinero que no llevarás a tu tumba)