Podemos elegir a nuestros amigos, pero nacemos en nuestra familia. En otras palabras, realmente no podemos elegir a nuestra familia.
En nuestra vida, nos encontramos con diferentes tipos de personas. Algunos de ellos se convierten en amigos en algún momento de nuestras vidas: vecinos, en la escuela, en el trabajo, etc. Generalmente se convierten en nuestros amigos porque compartimos al menos un interés común y pasamos tiempo juntos. Durante este tiempo, aprendemos lo que nos gusta y lo que no nos gusta, estamos allí en los momentos buenos y malos, prestamos nuestros oídos y proporcionamos un hombro para llorar cuando sea necesario. ¿Cómo no podemos encontrar consuelo con los amigos?
Contrasta esto con nuestras familias. Para bien o para mal, son parte de nosotros. Para algunos, los padres son semejantes a formas de vida extraterrestre que pertenecen a una generación completamente diferente. Los hermanos son pequeñas plagas molestas. Por supuesto, estas son exageraciones, pero el punto sigue siendo. La familia es sangre, pero no siempre podemos encontrar consuelo en ellos.
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