He querido un perro desde que tenía 3 años, y adopté el mío a los 15. He aquí algunas cosas que hice:
- Pasé una buena década aprendiendo sobre perros hasta el punto en que podía identificar la mayoría de las razas en la calle, podía diagnosticar con eficacia pequeños problemas y sabía exactamente cómo cuidar y entrenar a un perro.
- Regularmente nos sentábamos para una familia y aprendíamos cómo cuidar a un perro día a día.
- Convencí a mi hermano menor para que se subiera al carro del perro virtualmente desde que nació.
- Comencé a investigar refugios cercanos y hablarles sobre qué tipo de perros serían adecuados para nuestra familia.
- Dejé de lado todas las nociones preconcebidas que tenía; mi familia quería un cachorro marrón grande y esponjoso. Tenemos exactamente lo contrario.
- Juré arriba y abajo que yo sería el que pasearía al perro, limpiaría su defecación, lo alimentaría y lo bañaría. Y cumplí esa promesa: hoy tengo que bañarlo.
- Dejo que mi emoción se muestre, visiblemente. Muy, muy visiblemente. Gritaba de alegría cada vez que veíamos a otro perro.
- En última instancia, el último empujón: convencí a mis padres de que un perro sería genial para aliviar el estrés para todos nosotros.
¡¡Buena suerte!!