Más o menos lo mismo que se sentía al ser cualquier otra edad temprano en la mañana. Después de eso va cuesta abajo con repugnancia. Comer o no, el estómago está molesto. Mueve o no las piernas que duelen desde la cadera hasta el tobillo. Úsalos o no los hsnds duelen. La ropa ya no le queda. Los músculos ya no funcionan. Las uñas son quebradizas. Pequeñas molestias y quehaceres se convierten en días de frustración. Los lapsos de memoria se hacen más largos y más frecuentes. Cualquier cambio en una rutina no es simple. Dejar caer cosas y caminar en otros sucede a diario. Mirar el creciente número de pastillas es enojado. Tratar con un cuidado de la salud, la banca y las personas de servicio que ya no son respetuosos o respetuosos es degradante. Estar demasiado cansado para lidiar con cualquiera de estas cosas es particularmente deprimente.
En definitiva, no envejecer.