Tuve los siguientes miedos tanto las veces que di a luz.
- El miedo al dolor laboral insoportable.
- El miedo a no poder llegar al hospital a tiempo.
- El miedo a dar a luz a un aún nacido.
- El miedo a entrar en estado vegetativo después del parto por cesárea.
- El miedo a no poder amamantar al bebé.
- El miedo a no poder ser un padre maravilloso.
Pero ninguno de mis temores tenía una base y por la gracia de Dios, ninguno de ellos se hizo realidad. Y sí, todavía estoy tratando de ser un buen padre.