He visto a un amigo mío perder a su primogénito de veinte años en un accidente de tráfico. Ella fue destrozada. Pero poco a poco ella recogió los hilos de su vida, se unió a una organización sin fines de lucro y trabajó para niños desfavorecidos. Encontró un nuevo propósito en su vida y lo persigue. El dolor siempre estará ahí, pero ella lo soporta con estoicismo.
La única forma en que puedes pensar menos en tu propio dolor es cuando miras a tu alrededor y te sientes empático con otras personas en peor estado.