El amor en una relación a largo plazo es mucho más profundo que la simple atracción física o la lujuria sexual. La persona con la que compartes tu vida de esa manera conoce tus debilidades y tus miedos, tus fortalezas y lo que te trae alegría. Te han abrazado mientras llorabas cuando un ser querido ha muerto, has compartido tus derrotas y victorias y quizás tienes un hijo juntos.
Cuando miras a esa persona, sientes todas esas experiencias en lo profundo de tu alma, ves que hay confianza y que hay fe en ti, no solo en el cuerpo físico. Ves a tu pareja en todas las alegrías y terrores de la vida, ves a tu mejor amigo, aliado más fuerte y no puedes evitar verlos como hermosos.