Mi familia es amor para mi. Mis amigos que realmente se preocupan por mí y yo los cuido. El amor señala las consecuencias de lastimarse a uno mismo oa los demás. El amor deja espacio para que la ira, la pena o el dolor se expresen y liberen. Pero el amor no amenaza con ocultarse si no obtiene lo que quiere. El amor no dice, directa o indirectamente, “si eres un chico malo, mamá no te amará más”. El amor no dice: “La niña de papá no hace eso”. El amor no dice: “Si quieres ser amado, debes ser amable, o hacer lo que quiero, o nunca amar a nadie más, o prometer que nunca me dejarás”.
Al amor le importa lo que sea de ti porque el amor sabe que todos estamos interconectados. El amor es inherentemente compasivo y empático. El amor sabe que el “otro” es también uno mismo. Esta es la verdadera naturaleza del amor y el amor en sí mismo no puede ser manipulado o restringido. El amor honra la soberanía de cada alma. El amor es su propia ley.