Rara vez un ser humano está de acuerdo con otro ser humano. De acuerdo por el bien de estar de acuerdo, no ves que eso suceda mucho. Para que uno diga que uno hará lo que desea, primero tiene que decidir lo que quiere. Entonces, el primer paso, y el más importante es la parte de ‘tomar una decisión’. Y la capacidad de decidir por uno mismo, no solo es buena para uno, sino que también se siente bien.
Un adolescente está dando su primer paso en este proceso de toma de decisiones. Hasta ahora, le dijeron que no podía tomar sus propias decisiones, porque todavía era un niño y tenía mucho que aprender. Ahora, se le dice una y otra vez, que ya no es un niño y necesita pensar en cómo quiere vivir su vida. Pero, al mismo tiempo, también se le pide que esté de acuerdo con las decisiones de sus padres, sin realmente hacer un escándalo al respecto. Por un lado, se le pide que cometa errores y aprenda de ellos, mientras que al otro se le pide que siga ciegamente algunas de las cosas que los padres dicen, para evitar los errores que puedan haber cometido.
Los adolescentes a veces no se preocupan mucho por las experiencias y los errores cometidos por sus padres cuando eran adolescentes, porque quieren crear sus propias experiencias. Los padres no toman muy en serio las decisiones de los adolescentes, sabiendo que la mayoría de ellos solo les causaría dolor y los devolvería al punto de partida.
Entonces, es una batalla constante entre los adolescentes que a veces piensan que son invencibles y están listos para tomar el mundo con calma, y sus padres que sienten que a veces son invisibles para sus hijos.
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