No creo que la lectura se considere tan buena, pero de adolescente leí mucho, muchísimo, como cien libros al año. Leí todo, desde la ficción hasta la fantasía, el crimen, las autobiografías, los clásicos, todo lo que podía poner en mis manos. Todavía recuerdo que solía comprar libros de ferias de libros después de calcular el valor de las páginas por rupia (¡dinero de bolsillo limitado!). Pero todo fue una buena sensación. ¡La vista de un libro nuevo cada tres días solía ser una gran novedad!
Pero sí, ahora que miro hacia atrás, me siento muy bien cómo pasaron esas tardes en el cálido sol de invierno festejando con algunas de las mejores obras de literatura y la comida casera de mamá.