Para un recién nacido, lo dudaría.
Sin embargo, nuestro hijo de dos años siempre ha tenido acceso a un iPhone y un iPad y disfruta jugar con ellos tanto como libros, rompecabezas, bloques y juguetes de peluche.
Ahora, básicamente, los usa (bajo supervisión directa – tienen caras de vidrio) para YouTube (vea bbcearth, canciones súper simples y meneos), aplicaciones de pintura y una aplicación de ortografía.