Es mejor dejar que ella y su médico decidan qué puede o no puede hacer. Su cuerpo está bien equipado para decirle cuándo está exagerando. La regla general es “puedes hacer lo que estás acostumbrado a hacer” y dejar que tu cuerpo te diga cómo modificar con el tiempo.
Como ejemplo extremo, la esposa de un colega (un cardiólogo) era un ávido jugador de tenis. Ella continuó jugando casi a diario hasta que entró en trabajo de parto en su fecha de vencimiento.