Hay muchos recuerdos. Lo mejor de todo fue el tiempo que pasé en mis vacaciones de verano.
Solíamos jugar carrom todos los días después de la cena. Mi mamá solía hacer helados caseros por la noche y sacarlos de la nevera por la noche mientras jugaba. Mi padre y yo solíamos ser un equipo y mi hermana y mi madre otro. Solía haber bromas cuando un equipo perdía, choca los cinco, pero al final del día habría mucha risa, diversión y felicidad; el sonido de nuestras risas a veces también asustaba a nuestros vecinos porque vivíamos en un vecindario muy tranquilo. Estos recuerdos los extraño ahora, porque a medida que crecimos todo cambió! Apenas nos hablamos y todos estaremos en nuestro propio mundo de estrés y problemas. Nunca lo hablamos y ahora somos uno de esos vecinos que se sobresaltan con el sonido de risas de nuestro vecindario.