Sin querer sigo lastimando a mis padres. ¿Cómo me aseguro de no volver a hacer eso?

En primer lugar, reconoce que estás sufriendo, y tus padres también. Puedes detener su sufrimiento deteniendo el tuyo. No huyas de tu sufrimiento, no te escondas de él. Enfréntalo, míralo, obsérvalo, pacientemente. Ahora, tu mente está confundida, ¿verdad? En un estado de confusión no actúes. Detén toda acción, porque cualquier acción que salga de la confusión debe confundirse, ¿no es así? Entonces, no actúes ahora, primero obsérvate a ti mismo. Ahora, pregúntate honestamente, ‘¿por qué estoy sufriendo?’ ¿Estoy sufriendo porque mis padres son malos, o es otra cosa? ¿Estoy sufriendo de miedo? Tengo miedo Espere. No huyas de esta pregunta, míralo. ¿Su sufrimiento viene del miedo? Creo que lo hace. ¿Pero de qué tienes miedo? Pregúntate otra vez, ‘¿qué temo?’
Ahora, examina, ¿de dónde viene el miedo? Mira tu miedo, ¿de dónde viene? Encontrarás que tu miedo viene del pensamiento, ¿no es así? Tus pensamientos son la fuente de tu miedo. Ahora bien, ¿qué es este miedo que te hace sufrir? ¿Es este el miedo de que sientas que no eres importante? Si es así, pregúntate, ‘¿por qué me siento así?’ ¿Me siento así porque ya he creado una imagen sobre mí en mi mente, una imagen que está protegida por mi ego? Ahora, qué pasa cuando creas imágenes. Una imagen es un pensamiento o un paquete de pensamientos, ¿verdad? Los pensamientos, cuando nos aferramos a ellos, se vuelven sensibles como un globo. Un pequeño pinchazo y estallan. Puedes terminar tu sufrimiento disolviendo esa imagen que tienes de ti mismo. Es esa imagen la que crees que eres y te emocionas cuando alguien dice lo contrario. Verás que al quitar esa imagen que has hecho de ti mismo serás tan ligero como una pluma. Tu miedo a perder tu ‘yo’ se desvanecerá lentamente. Tu culpa desaparecerá, tu sufrimiento no existirá. Tómese el tiempo para mirarse a sí mismo, no en un espejo, sino en el fondo. Recuerda, tú eres la esencia de tus padres. Puedes terminar tu sufrimiento. Simplemente rompa esa imagen, no tratando de controlarla (si intenta controlarla, perderá el control nuevamente), sino examinándola, observándola. Deja que te llene y se extienda. Desaparecerá. Buena suerte.