Como institución, el matrimonio solo tiene tanta relevancia como las parejas y los matrimonios que se le atribuyen.
Por ejemplo, hay muchos matrimonios de conveniencia, donde el acuerdo es la base para lograr otros objetivos. Esto puede provenir de la dependencia, la decisión de reducir algunos riesgos o la mera presión social.
No estoy de acuerdo en que se necesita un matrimonio para criar a un hijo. Solo se necesita ser padre para criar a un hijo, no para casarse.
Todos los puntos de vista conservadores son discutibles cuando se trata de institucionalizar algo tan simple como una relación. ¿Qué sucede exactamente cuando dos personas se casan? ¡Absolutamente nada! Solo acuerdan algo mutuamente aceptable, eso es todo.
Con cada divorcio, ambas partes violan voluntariamente los votos que hicieron, por lo que deberían decirle cuánto respeto tienen por la “institución” y cuánto poder tiene.
Las personas que se aman y quieren convivir el resto de sus vidas pueden hacerlo sin tener que pasar por ningún proceso de formalización de su relación. Desde este punto de vista, toda esta danza del “matrimonio” es una farsa y espero que los gobiernos dejen de otorgar tanta sanción legal a una mera práctica social.
Dentro de veinte años, si prevalece una mayor honestidad, veremos menos matrimonio y más confianza, compañerismo, amor y cuidado entre las personas, especialmente las parejas.